A lo largo de la ruta de los Balcanes son miles las niñas y niños que transitan con sus familias sin un destino fijo. El viaje puede hacerse interminable para un adulto, pero también para un menor. En la mayoría de los campos de refugiados existen espacios habilitados, por distintas oenegés, para el entretenimiento de los más pequeños. En la mayoría de estas zonas la actividad más habitual es el dibujo. Sin duda porque es un lenguaje universal y una forma de abstracción sencilla. Sin embargo, sus dibujos suelen mostrar una realidad distinta a la de cualquier otro niño.