En Belgrado no existen campos de refugiados, sin embargo, alrededor de trescientos personas han quedado atrapadas en sus calles, debido a las estrictas restricciones migratorias establecidas tanto por Serbia como por los países vecinos.
Son los denominados “migrantes económicos”. Afganos, iraníes, marroquíes, tunecinos, paquistaníes y argelinos deambulan en torno al parque Luke Ćelovica, que separa las estaciones de tren y de autobús.
Por la noche deben abandonar el lugar, la policía no permite pernoctar en el parque. Muchos buscan un lugar recogido que pueda protegerles de las frías noches de Belgrado. Otros, los menos, pero sobre todo aquellas familias completas atrapadas en la capital de Serbia, alquilan habitaciones en los muchos “hostels” cercanos a la estación.
Muchos permanecen en Belgrado tan solo por unos días, esperando dinero de sus familias para poder proseguir su viaje o la solución a algún trámite administrativo. Otros probablemente hayan dado un salto al vacío.
Médicos Sin Fronteras (MSF) alertaba del aumento del número de personas, como ocurriera a finales de verano de 2015, en los parques de Belgrado, durmiendo en la calle o en la estación de tren, soportando las bajas temperaturas y sin ningún apoyo nocturno.
Desde entonces la onogé presta atención primaria y distribuye artículos no alimenticios, como mantas y guantes, con una clínica móvil en los parques de Belgrado, especialmente en el denominado “afgani park”, que separa las estaciones de tren y autobuses, pero también en el interior de las mismas.
Según los datos de MSF los menores no acompañados representan el 5% de las consultas médicas de los refugiados en Belgrado, en comparación con el 1% en Presevo, y 0,8% en Sid, los campos de refugiados en la frontera con la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) y Croacia respectivamente.
Muchas de estas personas son víctimas de las mafias. Otros han caminado duras jornadas a través de ARYM o Bulgaria a pie. Algunos se han colado en un tren. La mayoría de los que pernoctan en Belgrado han sido devueltos por Croacia al no cumplir alguno de los requisitos. Más de uno asegura haber sido maltratado por la policía serbia o macedonia. Alguno por ambas.
La realidad es que muchos de ellos se han convertido en los parias de los parias. Atrapados en un país en el que no desean estar. Sin dinero, sin comida, sin trabajo. Simplemente esperan el momento en el que poder salir de Serbia. Legal o ilegalmente. Por eso quizá deambulen cerca de ambas estaciones. Esperando el pistoletazo de salida, que en algunos casos no llegará.