Ojos en los Balcanes, es la composición de un viaje, un reportaje vivido, en el que Pablo y Miguel Ángel, trataban de sentir, de experimentar, algunos de los kilómetros finales de la conocida como Ruta de los Balcanes, que cientos de miles de solicitantes de asilo y otros migrantes trataban de recorrer en su búsqueda de un lugar tranquilo en Europa que les alejase de la violencia, la persecución, el hambre o la guerra.
Ojos en los Balcanes fue, y sigue siendo, un proyecto colaborativo, en el que decenas de mecenas financiaron un viaje a dos periodistas, a cambio de información y algunas fotografías, ante un panorama que olvidaba la magnitud de este tipo de procesos migratorios.
Trenes, autobuses y mucho coche. Más de 3.000 kilómetros recorridos entre campos de refugiados, gasolineras y estaciones, diseminados por cinco países, en un viaje que realizaron en poco más de dos semanas, con el fin de contar la historia de algunas de estas personas.
Desde Eko Estation e Idomeni en Grecia, pasando por Presevo, Belgrado y Sid en Serbia, el campo croata de Slavonski Brod, y Dobova, Brecize y Sentijl en Eslovenia, fueron muchos los momentos duros vividos, pero sobre todo compartidos con algunos de los y las solicitantes de asilo, en un viaje que transcurría paralelo y que tenía las mismas estaciones.
La exposición permite asomarse a campos de refugiados abarrotados, y a otros vacíos. Sentir a través de retratos profundos en situaciones límite. Sufrir las crueles condiciones de ese otro viaje ilegal en las heridas de personas, consideradas “migrantes económicos”, maltratadas y olvidadas. Disfrutar de la sonrisa y el cariño de una niña. Poner rostro a un drama migratorio que habitualmente tratado en cifras que despersonificaban la situación.
Más de 50 fotografías de gran formato, divididas en cinco bloques, con las que Pablo y Miguel Ángel tratan de ponernos ante rostros, expresiones y sensaciones, sin dejar de poner en el contexto geográfico y político detrás de cada uno de esos gestos.