El campo fronterizo de Idomeni se encuentra en estos momentos en una situación límite. A los estrictos controles aplicados por las autoridades de la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM), se le ha sumado hoy el cierre de la frontera, debido a la protesta realizada por ciudadanos afganos que desde hace 48 horas tienen prohibido el paso.
Un total de 5.000 refugiados esperan ahora una solución que puede prolongarse en el tiempo. Las autoridades macedonias han determinado el cierre de la frontera después que cientos de afganos protagonizaran una protesta que ha terminado delante del mismo paso fronterizo.
La policía griega ha tratado de impedir que el numeroso grupo de afganos llegase hasta la valla. Sin embargo, la injusticia que supone para estas familias el cierre de fronteras, cuando se encontraban a un paso de alcanzar su meta, ha podido más que los argumentos de los gendarmes griegos.
Nowroz Ali, un joven ingeniero afgano, nos aseguraba este mediodía que “muchas de estas familias no tienen posibilidad de volver. Lo han vendido todo para afrontar los gastos de este viaje. La casa, el coche, todo”. Su familia está en Suecia, fueron ellos quienes le impulsaron a iniciar este viaje.
La noche anterior un numeroso grupo de afganos eran bloqueados por la policía en el puente sobre el río Vardar situado en la entrada de Idomeni. Poco después, tras una tensa protesta, les dejaban acceder al campo fronterizo de refugiados.
El campo de Idomeni está dividido en dos sectores. Uno principal en el que se encuentra el acceso al paso fronterizo, el control policial y en la práctica, todos los servicios: reparto de comida y ropa, guardería, servicios médicos, duchas y baños. El otro sector sirve únicamente como alojamiento. Varias tiendas de campaña y una gran carpa son los únicos servicios de esta zona situada a unos doscientos metros de la principal, y separadas por una estrecha carretera. En esta zona fueron recluidos los ciudadanos afganos.
Por la mañana un numeroso grupo de ellos protagonizaba una protesta, portando pancartas en las que se podía leer “open the border” y “we don’t go back”, abrid la frontera y no volvemos a atrás, que era frenada por la policía griega durante dos horas. Sin embargo, el grupo de afganos iba aumentando con la continua llegada de refugiados, hasta que la policía griega, de nuevo sobrepasada, ha decidido dejarles pasar hasta la frontera.
La entrada al puesto fronterizo ha sido respondida con el cierre de la frontera, y de la valla que cierra el paso en la vía del tren anexa, por parte de la policía macedonia. Momentos de mucha tensión, hasta tres jóvenes afganos han saltado la valla que separa Grecia de ARYM, y desesperación entre unas familias que ven como su sueño europeo se esfuma, cuando estaban a punto de tocarlo.
Decenas de ellos han tumbado las vallas que separan las vías del puesto fronterizo, lo que ha obligado a cerrar las puertas que bloquean el paso por ferrocarril entre ambos países. Esta noche cientos de afganos, entre ellos muchos niños y ancianos, pernoctaran junto a la valla en un campamento improvisado, sobre las vías del tren y en el puesto fronterizo del lado griego.
Mientras, el campo de refugiados, ocupado en estos momentos por sirios e iraquíes, se encuentra al borde del colapso. Largas colas para los repartos de comida, carpas llenas de gente y un improvisado y amplio campamento de pequeñas tiendas de campaña en un terreno agrícola anexo.
De proseguir la protesta afgana más de 8.000 personas podrían agolparse en el campo de refugiados de Idomeni en los próximos días. Muchos permanecen en la estación de servicio cercana a Polykastro esta noche, probablemente partirán a pie hacia la frontera mañana. Mientras, continúan llegando ferris al puerto de Pireo en Atenas y al de Kavala con cientos de refugiados, enviados desde las islas griegas, donde continúan llegando lanchas.