Refugiados afganos muestran sus papeles en regla, pese a la decisión del cierre de frontera para ellos. Fotos: Pablo Ibáñez.

Un centenar de afganos eran bloqueados en el desvío de la E75 hacia Eidomeni después de haber caminado los más de veinte kilómetros que separan el campo de tránsito situado en la estación de servicio cercana a Polykastro, del paso fronterizo a la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM).

Durante más de media hora, la policía griega, completamente desbordada desde la mañana, trataba de impedirles el paso y de montarlos en un autobús, de vuelta a la estación de servicio cercana a Polykastro, o quizá a Atenas, pues en todo momento los mensajes de la policía hacia las familias afganas han sido confusos.

La protesta de los solicitantes de asilo afganos, que hasta ayer tenían permitido el tránsito por ARYM, se ha convertido en una sentada, que bloqueaba totalmente la carretera, lo que ha obligado a la policía griega a permitirles el paso hasta el saturado campo de refugiados de Eidomeni. Una decisión que ha sido muy celebrada por unos ciudadanos, que en la mañana de hoy desconocían la prohibición, y que todavía albergan esperanzas de llegar al centro y norte de Europa.

La prohibición del paso a ciudadanos afganos, que evitará a la UE un 30% de llegadas de refugiados según datos de Médicos Sin Fronteras, es aplicada por las autoridades de ARYM estrictamente. Su primera consecuencia es que obligará a decenas de familias a pernoctar a la intemperie en el campo de refugiados de #Eidomeni y en sus alrededores.

Una medida de la que todavía no se conocen las consecuencias, pero que evidentemente genera un gran problema para el gobierno griego, ahogado económicamente por la UE, y convertido, involuntariamente, en el policía de Europa para la crisis de los refugiados.

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