Thessaloniki esta tarde. Foto: Pablo Ibáñez.

Coger un taxi en el aeropuerto de Thessaloniki y encontrarte, a apenas 500 metros de la salida del aeropuerto, decenas de tractores, flanqueados por decenas de policías, que se disponen a cortar el tráfico. Una situación que se ha reproducido a lo largo del país heleno. Una imagen de la situación de ahogo económico en la que continúa viviendo Grecia empujada por una UE desbocada en la aplicación del neoliberalismo.

Protestan los agricultores contra una nueva subida de impuestos prevista por el gobierno griego, todavía presidido por Alexis Tsipras, bajo la tutela de la troika. También protesta el pueblo griego por un nuevo recorte en el sistema de pensiones que prevé rebajar las jubilaciones entre un 15 y un 30 por ciento a partir de este 2016.

Grecia ahogada, como desde hace años, obligada a cumplir las recetas económicas de la UE. Pero también víctima de sus políticas migratorias. Este viernes Austria cerraba su frontera. Eslovenia convenía lo mismo. Serbia cerraba el paso hacia Presevo, y Grecia, víctima de estos movimientos acumulaba refugiados en el puerto de Pireo, hasta un millar, y en la frontera con Macedonia, en el campo de refugiados de Eidomeni, donde activistas en contra del cierre de fronteras vaticinan que este sábado puede haber hasta 4000 solicitantes de asilo.

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